En la melancolía de las tardes de otoño, cuando suena "el viento en las vidrieras" y llegan "las hojas muertas a los prados llenos de rocío, leemos AIRE DE NOCTURNO:
Tengo mucho miedo
de las hojas muertas,
miedo de los prados llenos de rocío.
Yo voy a dormirme;
si no me despiertas,
dejaré a tu lado mi corazón frío.
¿Qué es eso que suena
muy lejos?
Amor.
El viento en las vidrieras,
¡amor mío!
Te puse collares
con gemas de aurora.
¿Por qué me abandonas
en este camino?
Si te vas muy lejos,
mi pájaro llora
y la verde viña
no dará su vino.
¿Qué es esto que suena
muy lejos?
Amor.
El viento en las vidrieras,
¡amor mío!
Tú no sabrás nunca,
esfinge de nieve,
lo mucho que yo
te hubiera querido
esas madrugadas
cuando tanto llueve
y en la rama seca
se deshace el nido.
¿Qué es eso que suena
muy lejos?
Amor.
El viento en las vidrieras,
¡amor mío!